lunes, 30 de enero de 2012

Menú 4.

El día está lluvioso y no paro de pensar como putas llegaré al trabajo.
Enriqueta me habló temprano y dice que me prepare, que no esté bajo los efectos de algo.
Me vale madre.
Entonces, en el trayecto de mi casa hacía el trabajo le dí entrada a la pendejez...
Llego y el pendejete de mi Cheff me metió una cagada, ¡pero cagada!.
Me puse a llorar por la parte trasera del restaurante. No tengo trabajo, no sé que pasará mañana.
Sólo tengo que terminar mi ronda de hoy, me liquidan y me voy a la chingada.
Pinche suerte que tengo.
Durante el día, como era el último, pues hice mis tranzas, nunca las había echo pero sí se la movida en esto.
Vendí cosas de contrabando. Las propinas me las quedaba y cuando me tocó llevar de comer a mi patrón, una escupida se merecía.
Pinche día rudo, tan deprimente.
Salí más temprano de lo normal, más fácil.
Pasé por el centro comercial, de lejos vi a Cesar, pero ni por mi frente pasó la idea de saludarle.
Compré de tragar, unos calzones y una botella de Vodka, mi elixir de la vida.
Está bien, estoy borracha, quiero coger y no encuentro buen candidato.
Otro trago de la botella, cuando me deprimo, como demasiado, pero en este caso, quiero morirme de una cirrosis, así ya no estorbaré al consumir aire, somos muchos y muy pocos espacio en el mundo.
Un toque, dos, bueno... Tres.
Prendo un cigarrillo y... Mierda, me olvidaba de Tomas y Tom.
Estoy rependeja para eso de nombres, solo sé insultar.
Festejo y festejo yo sola mi perdida de trabajo. Todo por drogarme cuando no.
Pero algún día se le ofrecerá.
Otra ves lloro y siento que me hundo en el más sangriento abismo.
Mal de amores, Mal del cerebro. Mal de todo
La vida no es injusta, por que sí así fuera, a estas alturas no estuviéramos aquí.
Tragos y más tragos. Mañana sufriré por la resaca. Pero hoy es día de festejo.
otra ves, prendí el computador para deprimirme más. Malditas novelas.
y luego, con mi pastilla veo unicornios... Pero los pendejos no tienen cuerno, es triste.
Mi pupila dilatada dice más que mil palabras. Qué cheff tan maricón.
Se irá al infierno, lo castigarán analmente y se pudrirá en su propia sangre.
Por mientras yo estaré riendo en su lecho de muerte.
Necesito cariño, necesito un brazo el cual me proteja.
No sé por que aveces me doy tiempo para llorar, es tan... Tan...
Puta, no sé sí estoy pacheca, borracha o bien loca.
Alguien toca a la puerta, espero no sea alguien de mi agrado.
¡Enriqueta!, pero como... ¿Como sabes que vivo aquí?.
Lo conseguiste con el patrón eh?
Está bien, pasa, ¿quieres un trago?.
Ok, esperame, ¿y que pasó con tu periodo?, ¿tan pendeja y si te embarazaste?
¿No mames, y quieres un trago?. Jajajajaja, ya decía yo, tu no eres una pendeja.
Por hay debe de haber una botella sola, tu date, me guardas un poquito de tu crack.
Es por eso que te digo, todos tenemos un lado malo, seas quién seas.
Yo la creía más sana, putona, pero sana.
Por lo visto ya andaba bien dada... Se quedó getona, sus pinches pulmones chafas.
Yo miro por la ventana, sigue nublado, mi vista está borrosa, cansada y con mis alucinaciones estupefactas.
Cerraré mis ojos, cerraré mi cabeza, quiero entrar en mi paraíso, en mi mundo, donde puedo tener un dinosaurio de mascota.

2 comentarios:

  1. Me imagino toda la escena, el alucine de Elizabeth, pobre, pero algo bueno tiene que sucederle ya!...

    ResponderEliminar
  2. Ella sufrirá todo el tiempo por que así lo quiere... Pero morirá feliz.

    ResponderEliminar